Una cabaña al atardecer

 


DuckWhite y yo teníamos un compromiso en la tarde. 

Llegamos al lugar acordado. Una cabaña en el bosque. A la hora acordada. Estaba atardeciendo. 

Nos reunimos con Rizo que fue quien nos invitó. Entramos. Dentro estaban su novia y la mujer quien era propietaria de la cabaña y se las prestaba para hacer sus negocios. 

Habíamos acordado con él la venta de una pequeña cantidad de nuestra cosecha, como anteriormente veníamos haciendo. Transacción sencilla, rápida, cotidiana.

Mientras conversábamos con Rizo, me percato de que la mujer nos miraba sentada en la silla en un rincón de la cabaña. No pronunció palabra alguna. Sólo se limitaba a observar con mirada inexpresiva.

De repente -tan repentinamente como un chasquido- llegaron tres hombres desconocidos con el claro objetivo de golpear salvajemente a Rizo y a su novia Sólo se concentraron en ellos dos, ignorando a DuckWhite y a mí a tal punto que parecía que ni siquiera notaban nuestra presencia, ni la de la dueña de la cabaña. Todo pasó tan rápido que ni siquiera nos dio tiempo de comprender lo que estaba ocurriendo, ni de ver bien sus rostros. Sólo tres figuras oscuras. 

Y así como llegaron, se fueron. Cumplieron su objetivo. Una amenaza clara y contundente. Al parecer le debían dinero a alguien de renombre en ese rubro.

Llevamos a ambos a la cama de la habitación de la cabaña. Nos quedamos esperando que despierten, mientras notábamos sus rostros llenos de moretones e hinchazón. Pero estaban vivos. Era sólo una advertencia. Vi a la novia de Rizo abrir los ojos. 

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